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Religiones del mundo
“El conocimiento profundo de las religiones permite derribar las barreras que las separan.”
Mahatma Gandhi (1869-1948)
SIDDHARTHA GAUTAMA
(BUDA)
Sidarta Gautama, fue un sabio en cuyas enseñanzas se fundó el Budismo. Nació en Kapilavastu (actual territorio de Nepal), aproximadamente en el año 623/4. Hijo de Suddhodana, de la familia de los Sakyas, príncipe de un reducido territorio y vasallo del rey de Magadha y de Maya Devi (pertenecia a la segunda casta). Fue llamado Buda por la tradición india, que llama así a las personas especiales, que, habiendo conseguido la iluminación espiritual, tienen como encargo el impartir la enseñanza salvadora a los hombres.
Su nombre al nacer fue Siddharta y Gautama (nombre de su familia); más adelante fue llamado Sakyamuni (el solitario de los Sakyas), Bagavat (el bienaventurado), Sugata (el que vino felizmente) aunque se le conoce universalmente como Buda (el iluminado).
Desde muy joven demostró una gran inteligencia y la búsqueda de virtudes morales. Le agradaba la soledad y amaba la meditación. Fue educado en el manejo de las armas por ser príncipe heredero, estudió también las ciencias y las artes disfrutando al mismo tiempo de toda suerte de privilegios. Con tan solo 16 años contrajo matrimonio con su prima Yasodhana con la que tuvo un hijo, Rahula.
Debido a ciertas interpretaciones erróneas muy comunes, debe enfatizarse que el Buda Gautama no es un dios. Esto no sólo fue asegurado por el mismo Sidarta Gautama, sino que también la cosmología budista hace esta distinción al afirmar que únicamente los humanos —pero no se limita a esta humanidad en particular— pueden lograr el estado de buda, pues en estos reside el mayor potencial para la iluminación.
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"Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado; está fundado en nuestros pensamientos y está hecho de nuestros pensamientos".
CRIANZA:
A cargo de su crianza estuvieron su padre y la madrastra. Vivía en un ambiente de lujo, pero aparentemente desde temprana edad se inclinaba hacia la meditación y la reflexión. Esto generaba rechazo en su padre, que deseaba que su hijo fuera un guerrero y posteriormente un líder gobernante.
LA GRAN RENUNCIA:
A la edad de 29 años, comprendió que “el sufrimiento es el destino de toda la humanidad”. Esto se debe a que vió un anciano, un enfermo y un cadáver que lo ayudaron a reflexionar. Pronto abandonó a su familia y a toda riqueza(no sin antes dejar un heredero). Renunció al poder para iniciar su búsqueda de la verdad. A esta decisión el budismo llama la Gran Renuncia. Es de vital importancia en la historia.
Peregrinó como mendigo por el norte de la India. Allí recibió enseñanzas de diversos maestros brahmanes, que en cierto punto comprendieron que no tenían nada más que enseñarle, se vieron superados por las necesidades e interrogantes del joven Siddhartha Gautama.
Durante seis años su obsesión por alcanzar la iluminación (mediante el ascetismo), deterioró su salud. El fracaso lo llevó a abandonar esta práctica y retomar una vida más normal y mejoró su salud. En este punto ya había sido abandonado por sus discípulos, que condenaron su accionar anterior.
LA ILUMINACIÓN:
Finalmente a los 35 años de edad alcanzó la iluminación mientras estaba sentado bajo un árbol Bodhi. Una versión cuenta que una noche se sentó y se dispuso a no levantarse hasta alcanzar el nirvana. Otra dice que renunciando al esfuerzo por conseguirla, se sentó a descansar bajo el árbol bodhi. Buda meditó y esa noche alcanzó niveles de conciencia elevadísimos, esto le permitió conocer sus vidas anteriores y el “ojo divino” capaz de seguir la reencarnación de todos los seres.
Entendió las Cuatro Nobles Verdades y que la manera de lograr la superación de estas es a través del sendero octuple.
Buda vivenció la iluminación que le reveló el camino de la salvación y lo liberó del ciclo de la reencarnación. Todos los relatos conocidos de la vida de Buda llegaron a nuestros días por escritos posteriores a su muerte. Sus autores fueron discípulos que idealizaban a Buda, y es esto precisamente lo que pone en duda la veracidad de ciertos sucesos de su vida.
LA MUERTE:
Un herrero, de nombre Chunda, invitó a comer al Buda. Siddharta aceptó el convite compuesto fundamentalmente de carne de cerdo. La ingestión fue fatal y, como resultado, Siddharta comenzó a sufrir disentería, vómitos y hemorragias. Tuvo entonces que terciar para que Ananda no descargara su cólera sobre el infeliz herrero que, a fin de cuentas, se había limitado a ser obsequioso.
Sumido en el dolor, Buda continuó su camino casi de inmediato. Se detuvo en Kushinagara, al sureste de la tierra de los shakyas, cerca del antiguo hogar. Sin embargo, la enfermedad resultó más fuerte que sus deseos. Sintiéndose morir, pidió a Ananda que comunicara a los que habitaban en las cercanías que Buda iba a entrar en el Nirvana.
La muerte lo sorprendió mientras sus adeptos discutían sobre la forma en que debían ser repartidas sus reliquias. Según una fuente china, el cadáver fue envuelto en diez mortajas. El canon pali habla, por el contrario, de quinientas telas alternas de algodón y lana, así como de dos ataúdes de hierro en cuyo interior había aceite.
Muy posiblemente, ambas noticias sean sólo leyenda. Más segura es la tradición que señala que el cuerpo fue incinerado siete días después. Las cenizas fueron repartidas entre ocho solicitantes –reyes, ciudades y tribus– que las depositaron en stupas.